miércoles, 27 de septiembre de 2017

LA VOCACIÓN

Pienso que cada uno de nosotros tiene una vocación, algo en lo que es bueno, un don, que debe desarrollar.
La iglesia católica utiliza el término vocación para referirse a cómo cada uno de nosotros esta llamado a servir a Dios; vocación al matrimonio, al sacerdocio, etc.
Pero hoy no voy a hablar de ese tipo de vocación. Hoy quiero hablar de la vocación entendida como el desarrollo de aquello que nos gusta y que se nos da de manera natural.
Así, en las sociedades debe haber médicos, abogados, profesores, agricultores, pescadores, músicos... Todos ellos son importantes. El médico nos cura, el abogado nos defiende, el profesor nos enseña, sin agricultores no habría cosechas con las que cocinar (y por tanto comer), ni alimento para los animales, que a su vez nos dan la leche o el queso o la carne que comemos... además del beneficio que supone que el campo sea cultivado. Otro tanto sin los pescadores. Y sin músicos, no habría música, con lo beneficiosa que es ésta para todos, además de ser una de las mejores expresiones del arte y una cura para el cuerpo y el alma.
Me gusta pensar que Dios, el que nos ideó y creó, llámesele Dios o como quiera cada cual, tiene todos estos dones concentrados en sí mismo, y que cuando nos creó decidió cuál nos iba a dar a cada uno.
Así, a unos se les da una cosa y a otros otra. Unos se dedican a una cosa y otros a otra.

Opino que cuando uno está haciendo lo que le gusta, aquello que es su vocación, no se hace pesado ir a trabajar.
Cada uno debe ejercitar su vocación en la medida de sus posibilidades. Probablemente todos los músicos no podrán cumplir su sueño, pero seguro que habrá más cosas para las que son buenos.
El ejercicio de nuestra vocación, sea cual sea ésta, es nuestra aportación a la sociedad. Nunca es tarde, podemos aportar con la cosa más sencilla, aunque nos parezca insignificante.
¡Manos a la obra!

domingo, 24 de septiembre de 2017

Nuestro genuino punto de vista

Las cosas son como las vemos. Como cada uno de nosotros las ve. Y como el punto de vista de cada uno de nosotros es diferente, (a veces ese es precisamente el problema), una misma cosa o un mismo hecho es considerado de manera diferente.
Un mismo vaso, lleno a la mitad, puede estar casi vacío para una persona, y casi lleno, para otra. A veces, esas personas, son de una misma familia; a veces, de naciones distintas. Eso ha generado problemas en el seno de familias y guerras entre países. ¿Qué más da como esté el vaso? ¡Lo importante es que hay algo dentro!
Por ejemplo, la foto de esta entrada; cuando estaba empezando a escribir y escogí esta foto, mi madre me preguntó que qué era eso, porque ella veía (desde lejos) un intestino por dentro. Yo veo una hermosa flor en su interior (que me lo aclaren los expertos en plantas) creo que la parte del pistilo, donde se encuentra el polen. Dos personas, pueden ver cosas distintas al mirar lo mismo.
 "Para gustos colores", como dice el dicho. Particularmente el amarillo es un color que me gusta, pero a otra persona (a muchas en realidad) ese color puede resultarle chillón, molesto o incómodo. ¿Soy yo peor que esa otra persona por gustarme el amarillo? ¿O ella peor que yo por no gustarle? NO. El amarillo no importa, lo importante es respetar que, lo que a mi puede gustarme, a otra persona, no. O que mi punto de vista, o la forma en la que veo las cosas, puede no ser compartida por otra persona, o que hay muchos matices, y que no es lo mismo el amarillo mostaza que el amarillo fosforito. Y cuando hablamos de colores o fotos, respetar las diferencias es fácil, pero cuando de lo que hablamos es de temas más serios, entramos en el ya mencionado conflicto.
En definitiva pienso que debemos estar felices de nuestra genuina diversidad y punto de vista; si a todos nos gustara lo mismo sería un problema (pelearíamos por las mismas cosas, nos dedicaríamos todos a las mismas profesiones, etc.), si todos pensáramos igual sería aburrido, sin diversidad no seríamos nada.
La clave está en respetar las diferencias y en no pretender que los demás piensen igual que yo o les guste lo mismo. Podemos aconsejar, sugerir o recomendar, pero no imponer.
¿El lado positivo? Del mismo modo que podemos no gustarles a muchas personas, como para gustos colores, seguro habrá a quién sí le caigamos bien, personas afines a nosotros y nuestro punto de vista.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Against all odds

Hoy voy a estrenar una sección del blog; comentar una canción y explicar por qué me gusta.
La canción por la que he decidido empezar es de Phil Collins, se llama "Against all odds" y es del año 1984. Es del género soft rock y pop (al final os dejo el link del video en YouTube por si la queréis escuchar).

La canción comienza con la misma melodía con la que acaba, un piano melancólico. Phil Collins se mete en la piel de alguien que ha dejado, por los motivos que sean, que el amor de su vida se marche sin decir una palabra para evitarlo (how can I just let you walk away, just let you leave without a trace).
Tras la primera parte en la que expone la situación de desamparo y abandono en la que se encuentra (empty space) unos maravillosos golpes de batería dan paso a un cambio de ritmo en la canción, mientras Phil canta, cada vez más a gritos, como si fuera desesperando por momentos, que lo mire pues sólo hay un espacio vacío desde que se marchó (take a look at me now, 'cause there's just an empty space).
Finalmente, la canción acaba con otros tantos golpes de batería que derivan en el mismo piano melancólico del comienzo, como si expuesto el problema la situación volviera a ser la misma, o como si la canción quisiera volver a empezar de nuevo.
Debo decir que aunque no soy muy fan de Phil Collins, esta canción suya si que es una esencial para mí desde hace años, y puedo decir que la escucho, si no todos los días, casi todos los días. Su melodía me atrapa desde el comienzo y la voz de Phil es tan impecable y triste en esta canción, que quizá por eso me guste tanto.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

El destino

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define el destino como



destino
De destinar1.
1. m. hado (‖ fuerza desconocida).
2. m. Encadenamiento de los sucesos considerado como necesario y fatal.
3. m. Circunstancia de serle favorable o adverso a alguien o a algo el
destino (‖ encadenamiento fatal de los sucesos).
4. m. Consignaciónseñalamiento o aplicación de una cosa o de un lugar
para determinado fin.
5. m. empleo (‖ ocupación).
6. m. Lugar o establecimiento en que alguien ejerce su empleo.
7. m. Metapunto de llegada.

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En particular me voy a quedar con las definiciones del punto 1, 2 y 7, y más concretamente con los del punto 1 y 7.
Debo decir que personalmente el destino siempre me ha dado un poco de miedo, aunque prefiero no llamarlo así y, simplemente, llamarlo respeto.
Me sugiere respeto porque una fuerza desconocida e incontrolable que hagamos lo que hagamos siempre se sale con la suya me hace sentir vulnerable y expuesta a no sé qué. Eso quiere decir que haga lo que haga lo que está para mí sucederá, quiera yo o no quiera. Si lo que está destinado a sucedernos es algo bueno, fantástico, pero, ¿y si no es precisamente algo bueno?

Quiero pensar que tenemos los humanos algo de voluntad propia y de iniciativa en nuestra propia vida, que somos capaces de tomar decisiones, pero me pregunto si no será que hasta la toma de estas decisiones esta destinada a ser...
Reconozco que muchas veces cuando pienso en este tema (como me sucede con tantos otros) la cabeza parece que me va a estallar y no llego a ninguna conclusión en firme, ni mucho menos en claro.
Lo que sí se seguro es que, llamémoslo hado, destino, azar, algo de todo eso existe, aunque no lo podamos comprender del todo. Quizá no esté en nuestra mano comprenderlo, ni debamos hacerlo.