Tal como prometí, voy a
reflexionar sobre la separación entre
buenos y malos. El cielo y el infierno.
Quizá sea porque así me lo han enseñado,
pero yo SÍ creo que haya una separación entre buenos y malos al final de
nuestra vida. Un lugar en donde las almas aprendan de los errores que
cometieron en vida, y de los cuales no se llegaron a arrepentir. Y un lugar en
el que “se premie” a los buenos.
No sé si me estoy explicando bien
(probablemente no) porque para mí este es un tema extremadamente complicado de
tratar.
Otra cuestión que me surge en la
cabeza es en dónde se encuentran el cielo y el infierno. En cuanto a ambos
tengo un par de teorías, quizá imaginativas, quizá descabelladas.
Las expongo, y ya los que me lean
deciden después si estoy loca o no 😉 y me comentan.
Creo que el cielo está en algún
lugar del Universo; hay mucho espacio en ese vasto espacio, valga la redundancia.
En cuanto al infierno, creo que
está aquí en La Tierra, en el núcleo de nuestro planeta. El núcleo de la tierra
es extremadamente caliente e infernal. Hasta los antiguos griegos y romanos
creían que Hades vivía en el inframundo que, como su nombre indica, se
encontraba debajo de nuestro suelo. En inglés, una de las formas para decir
infierno- aparte de “hell”- es “underworld” literalmente “mundo de abajo”;
quizá por eso algunas de mis series favoritas, como Embrujadas, han
representado al infierno debajo del suelo que pisamos. ¿A que ahora ya no miras
de la misma forma el suelo que pisas?
Lo sé: tengo ideas muy raras.
Pero el pensamiento y la imaginación son libres, ¿no? Y tampoco digo que sea
así, sólo es una teoría de las tantas posibles.
Mi otra teoría es que no existen
cielos ni infiernos, que todo está aquí, durante nuestra vida. Nuestra
existencia puede ser un autentico infierno o un paraíso terrenal, todo depende
de nuestra actitud, como enfoquemos las cosas y también, por desgracia, lo que
nos toque en suerte. Quizá cuando Jesús decía que los que lo siguieran
conocerían el reino de los cielos, no se estaba refiriendo “al después” si no a
que nuestra vida podría ser feliz como un reino celestial si poníamos en práctica
sus ideas de misericordia, paz, justicia y bondad. Quizá no haya que esperar a
partir.
De todas formas, para mí es más
bonito pensar que el cielo existe, en algún lugar de ese vasto Universo, y que
ahí van las almas buenas a vivir en plenitud. Aunque ahí llego a otro debate.
¿Qué es la plenitud? ¿Cómo va a existir un paraíso para todos, si lo que para
mí puede ser un paraíso para otra persona puede no serlo? ¿Qué es el Paraíso?
¿Y qué es el infierno? No quiero que esta entrada se haga más extensa. La
próxima semana responderé a esa cuestión.