Pienso que una de las cualidades más importantes que tiene
una persona es la coherencia.
¿Está mal que Pablo Iglesias e Irene Montero se hayan
comprado un chalé de lujo?
No, no está mal.
Lo que está mal es que ellos hayan predicado con austeridad,
con pobreza, con ocupar casas vacías, con ser currantes, y que después en su
vida privada no se lo apliquen.
Esa es la única
diferencia quizá con cualquier otro político y ellos dos. No es que ellos sean peor que los
demás. Simplemente que los otros no han predicado con algo que después no iban
a poder cumplir, o no iban a querer cumplir.
Y no sólo es Pablo Iglesias e Irene Montero, sino que también
hay incoherencia a pequeña escala.
A mí me recuerda mucho a la parábola del buen samaritano
(Lucas 10, 25-37). Aquel hombre tirado en el suelo después de una paliza; pasa
un sacerdote “quien, al verlo, se desvió
y siguió de largo”, después pasa un levita, que hace más de lo mismo. En
cambio, el único que lo atiende es el samaritano.
Muchas veces las personas que se dan golpes de pecho son todo
lo contrario a lo que predican.
Como dice el dicho, dime
de lo que presumes y te diré de lo que careces.
La falta de coherencia
es lo que provoca la falsedad; personas falsas. O personas que lo que predican es para los
demás, pero no para ellos mismos.