miércoles, 21 de febrero de 2018

LA ESPERANZA

No esperes mucho, así nada perderás. No confíes mucho, así nada temerás.
La clave está, siempre lo he dicho, en no ilusionarse.

Esperanza viene de espera; al que siempre espera, nunca nada le llega. Para dejar de esperar, algo debe llegar.

La esperanza está bien durante un tiempo, pero si pasado un tiempo largo nada resulta, la esperanza se vuelve enfermedad  y es mejor abandonarla.

Para casi todo el mundo la esperanza es algo positivo.
Para mí no.

Esperanza de que algo cambie,
de que las personas cambien,
de que las cosas mejoren...

Si las cosas, las personas o las situaciones no cambian, lo mejor es pasar de ellas. Nada de esperar. Nada de esperanzarse.
La esperanza, en mi opinión, es negativa.
Ata a las personas a situaciones eternas; las estanca, las ilusiona, las engaña.

La esperanza sólo debe ser recomendada en pequeñas dosis; su abuso produce sobredosis y nubla la visión.

Es mejor una desilusión a tiempo, que una esperanza engañosa. Cuando pienses en el verde esperanza reflexiona que al que siempre espera, nunca nada le llega.

Sé que esta es una opinión discutible, pero es la mía. Aunque respeto a los que creen que la esperanza es algo bueno. Yo tampoco digo que sea mala, pero en pequeña cantidad, y por poco tiempo, para que sea sana 😉