miércoles, 31 de enero de 2018

Antónimos

Frío - Calor
Humedad - Sequedad
Tristeza - Alegría
Claridad - Oscuridad
Debilidad - Fuerza
Odio - Amor
Cobardía - Valentía
Olvido - Recuerdo

Me doy cuenta ahora que, en realidad los extremos son la misma cosa.
¿Os habéis fijado en que el fuego (calor en exceso) quema y que el hielo (frío extremo), también quema?
¿Que para recordar hay que haber olvidado?
¿Que nuestra alegría, nuestra tristeza, nuestro odio y nuestro amor están sólo a un paso el uno del otro?
¿Que la tristeza es la ausencia de alegría como el negro es la ausencia de todo color?

Hoy me doy cuenta que los opuestos son lo mismo. Dos caras de una misma realidad... y que al proceder de la misma raíz- si es que no lo son acaso- producen los mismos efectos.
Algún orden cósmico debe haber en ello...

miércoles, 24 de enero de 2018

La puerta



Cierra la puerta que abriste hace años y que últimamente has reabierto... como una herida mal sanada.
Ciérrala porque por esa puerta solo puede entrar el dolor del desamor, del desprecio y de la indiferencia.
¿Para qué seguir buscando agua en un pozo seco; en un pozo que no quiere dar agua?
A veces pareciera que se cuela una brisa a través de la puerta, pero pronto resulta ser un espejismo que revela un ventarrón que cierra la puerta de un portazo, destruyendo también de un golpe seco toda esperanza.
Mejor será cerrar la puerta y, esta vez sí, trancar con llave para  después tirar ésta lejos, no vaya a ser que te pongas a rebuscarla. 🚪

miércoles, 17 de enero de 2018

La Sirenita


Hoy quiero hablaros de La Sirenita, junto con La Bella Durmiente, mi cuento de princesa Disney favorito. Pero no lo voy a hacer desde la misma perspectiva infantil que me encantó (y debo reconocer que me sigue gustando) en su momento; sino desde una perspectiva más críticamente adulta, para señalar el daño que las princesas Disney han hecho en las niñas, que ya no lo somos tanto, por los estereotipos que enseñan. 

Ariel, joven y extremadamente guapa, conoce al príncipe y se enamoran de un flechazo. Ella quiere estar con él, pero no le es sencillo porque, dada su condición de sirena, no tiene piernas. Entonces recurre a la mala del cuento que le dice que si le entrega su voz ella le regalará un par de piernas. ¡Pero a cambio tiene que dar su voz! La voz es una metáfora para decirle que mejor esté calladita si quiere hacer feliz a un hombre, al menos yo así lo entiendo. De hecho, la bruja no tiene reparos en decírselo:

Ariel:-Si me convierto en humana ya no veré a mis padres ni a mis hermanas.

Bruja:- Así es, pero tendrás a tu hombre.

Cuando la sirenita le dice que cómo va a enamorar a su “hombre” sin su voz, la bruja le replica:

-Eso no importa, ¡te ves muy bien! No olvides que tan sólo tu belleza es suficiente.

Y continúa:

-Los hombres no te buscan si les hablas, no creo que les quieras aburrir, ahí arriba es preferido que las damas no conversen a no ser que no te quieras divertir. Admirada tú serás si callada siempre estás, sujeta bien tu lengua y triunfarás.

¡Venga tópicos! Como Ariel es guapa seguro que no es inteligente, porque las mujeres inteligentes suelen ser feas (no se puede acaparar todo: ser guapa e inteligente) por eso, lo mejor es que permanezca callada y que deje hablar al hombre, no vaya ser que lo aburra y suelte alguna idiotez por la boca. Además, no necesita ser inteligente “sólo con su belleza es suficiente”. Bonita enseñanza para las niñas.

Adoro a La Sirenita, tanto el cuento como la película, pero ya no puedo ignorar que sus enseñanzas no son las más adecuadas.
En el futuro, cuando tenga hija (o hijas) y vea con ella esta película (porque no niego que es un clásico muy bonito), le explicaré que las cosas no son como las plantea la bruja; que nunca debe renunciar a su voz ni a su ser por un hombre y menos alejarse de su familia para estar con él; que alguien que la quiera de verdad nunca le pedirá que lo haga.

miércoles, 10 de enero de 2018

Preguntas retóricas...










¿Dónde estabas tú
cuando te llamé?
Cuando te invoqué,
¿dónde estabas tú?

Predicas misericordia
y no la tienes conmigo
¿seré yo tu enemigo?

Te llenas la boca,
golpeas tu pecho...

¿Qué te pasa conmigo?
Que no puedes ser mi amigo

No te entiendo
menos comprendo...

¿Dónde estabas tú 
cuando te necesité?
Cuando te hablé,
¿dónde estabas tú?

miércoles, 3 de enero de 2018

A todas las Dianas del mundo

Porque no habrá verdaderamente igualdad hasta que una mujer pueda volver sola a casa de noche, o pasar de día por un callejón oscuro, sin temor; regresando ilesa y viva a su casa.
Porque Diana era una joven que regresaba sola a casa. Porque siendo ella de Madrid, seguramente pensó que podía volver sola a casa sin que le pasara nada _Galicia es una Comunida tranquila, y este pueblito más. ¿Qué me puede pasar?- pensó seguramente. 
Y si hubiera sido un chico de 18 años  probablemente/seguramente habría regresado y hoy seguiría viva.

Pero no, Diana era mujer, y además guapa, y a las mujeres en pleno siglo XXI no se nos permite volver solas a casa de noche, caminar de día por callejones oscuros, vestir como queramos sin que nos miren lascivamente o nos digan que vamos provocando el mal que nos pueda pasar; no podemos beber como un hombre, salir de fiesta como un hombre, pasar por muchas parejas como hacen muchos hombres. 
¿Por qué en pleno siglo XXI ser mujer es una actividad de riesgo?
Muchas veces lo he pensado. Injustamente he culpado a Dios y a la naturaleza por hacernos aparente más vulnerables. Pero me equivoco.
La culpa es del cerdo que al pasar al lado de una mujer, se cree con el derecho de usar su cuerpo en contra de su voluntad. La culpa es del cerdo que tiene una autoestima tan baja que necesita pegar a su mujer y a sus hijos para sentirse más fuerte, para mejorar la percepción que tiene de sí mismo. La culpa es de los progenitores que educan a sus hijos con más derechos y menos responsabilidades que su hermana. La culpa es de las mujeres que creen que si su marido la engaña es por culpa de las lagartas (así las definen) que provocan, acosan y persiguen a su cándido e inocente esposo.
Pero la culpa no es de Dios, ni de la naturaleza, ni siquiera de los hombres en general. Porque sé que hay muchos hombres buenos, como los dos hombres jóvenes que el día de Navidad ayudaron a una mujer a no convertirse en la siguiente Diana.

DEP D.Q. Dios te tiene en el cielo con sus ángeles